3.14.2013

Adoradores de Satán: Una introducción (Pt. 2)



Vivimos en una ciudad en la que sus ídolos musicales han sido sólo cortos proyectos desganados de personajes que soñaron a ser artistas, pero sin el esfuerzo necesario para sudarla como se debe: arriesgando todo. En estos me incluyo, no apunto con el dedo, sólo remarco la triste realidad del conjunto de bandas independientes que nacen y mueren día a día, por falta de apoyo o de ganas. 

El problema, a mi parecer, es que en su gran mayoría esperan vivir como “estrellas de rock”, y tenerlo todo fácil. Reconocimiento sin esfuerzo y vivir de la música en un país donde ni siquiera existe cultura musical y cuya escena under, siendo esta la más prometedora, continúa como un espermatozoide revoloteando sin fecundar nada.

Lo mismo sucede actualmente con nuestro cine. Al no haber muchos referentes, nos limitamos a aceptar y a aplaudir lo que hay. “¡Oh, es una película ecuatoriana, debes verla!" Claro, hay que apoyar lo nuestro, pero cuando es un producto bueno, no hay que tampoco ser cinéfilo-onanistas, ni “eunucos mentales” (término establecido por La Banda Trapera del Río), en el sentido en que por ser de acá debo promocionarla o calificarla como “de lo mejor que he visto”. Conversando con un gran amigo conocedor de música y cine, escuché algo que me causó risa pero me hizo reflexionar, “claro, ya la vi, pero el guión es pobre, hay que darle su mérito por lo que se ha logrado con tan poco, pero mierda…qué te puedo decir, he visto películas de Godard”, por risible que la comparación pueda ser, es esa autocrítica que debemos darnos y no calificar de excelente a un producto mediocre. Tal vez puedan llegar a ser comparaciones exageradamente absurdas, pero no por esto menos motivadoras, es más, una mala reseña debería impulsarlos a mejorar, no a atacar o encabronarse cuando alguien no les da el visto bueno al que están tan acostumbrados, porque debemos vernos a nosotros mismos, y saber autocriticarnos y evaluarnos para no convertirnos en groupies de nosotros mismos, agregando otra cabeza ciega al rebaño.

Es justamente por esa razón, que se convierte en una consecuencia sistemática el estancamiento de la escena artística, ya que hacen que sea algo perfectamente normal, porque no existe un punto de referencia del cuál tomar ejemplo, ni las críticas necesarias sobre las cuáles mejorar y seguir trabajando. Si todo lo que se está creando (al ser escaso) debemos asimilarlo como un buen producto, estamos retrocediendo en lugar de avanzar, y todos sabemos bien que el agua estancada termina pudriéndose.

Existen muchos -no, en realidad estoy exagerando, existen muy pocos- críticos y conocedores en nuestro medio, que aunque conozcan perfectamente cómo olfatear a distancia la falta de autenticidad de una propuesta artística, se hacen los de la vista gorda con proyectos locales, ¿sus razones?, pues porque que al ser tan reducida la escena, todos se conocen entre sí, llegando a calificar de “brillante” un trabajo discográfico o fílmico mediocre, sea para evitar enemistarse con algún amigo/colega o por el simple miedo de no agobiar y hacer enfadar al rebaño. Pareciera que forman parte de un culto o secta exclusiva a la que no pueden cuestionar, pero sí repetir constantemente lo formidable que es.

Tiene que haber un cerebro detrás de todo este arte, sincerarnos y cuestionarnos si la propuesta musical o cinematográfica que estamos creando vale la pena, ¿tengo algo qué decir o simplemente busco protestar; quiero burlarme de algo o cuestionarlo; divertirme o sólo poner a la gente bailar? Sea el camino que se escoja, lo que importa es la ejecución de este objetivo, y en muchos casos se puede sentir ese mínimo esfuerzo que busca desesperadamente atención o reconocimiento. Salvo algunos casos específicos en los que la complejidad y trasfondo del sujeto advierte una autenticidad tan clara que es innegable. Pero es justamente en esto en lo que debemos aprender a discernir.

Siempre he dicho que la música te busca a ti y te encuentra en el momento indicado. No es al revés. En este caso, la música ecuatoriana ha estado ahí siempre, el problema es que como todo en este país, llegó tarde. Llegó tarde a nuestros oídos. Pero hay que estar bien despiertos, porque nos está buscando en estos momentos, y ya es tiempo de dejarla entrar.

Sé que con estas reseñas, reportajes y entrevistas, me arriesgo a ganarme el odio de más de uno que otro conocido en el submundo artístico local, si es así no me hago problema y tampoco pienso en ningún momento censurar mis opiniones, porque creo fielmente que no podemos seguir alabando todas nuestras propuestas únicamente por el mérito de ser Hecho en Ecuador. ¿O acaso todo lo que sale de acá es bueno? Sí, hay talento por explotar y muchas cosas buenas, pero también hay mierda, y el mal aliento de los borregos que se llenan la boca alabando este tipo de obras sólo ayudan a propagar el mal olor.


2 comentarios:

  1. No puede ser mas acertado mucho de lo que dices, pero creo que es muy probable que el sobre- dimensionar las cosas buenas que produce la escena local, sea producto de una sensación de pertenencia o cercanía con quienes las producen. Encontrar propuestas interesantes afuera no se siente igual a encontrar algo que suena del hpta a la vuelta de tu casa y tampoco se siente igual si eso que tostó el mate lo hizo un pana tuyo.

    Una comparación objetiva (si tal cosa existe al analizar expresiones artísticas), en la que te desprendas de la etiqueta "hecho en Ecuador" para calificar una obra, va a estar siempre limitada a los referentes que previamente tenga quien hace el análisis. En ese sentido habrá gente que este más propensa a sorprenderse con lo local-mente novedoso, expresar su entusiasmo y propagar (para algunos) la sensación de sobre dimensionamiento, sin que esto desvirtúe su honestidad al alabar la obra.

    No estoy seguro si el exceso (habrá que analizar hasta que punto existe) de reconocimiento y criticas benevolentes tengan un efecto nocivo en el crecimiento de la escena. En esta etapa embrionaria que a lo bueno se lo llame excelente, es tal vez un mal necesario.

    ResponderEliminar

  2. Estoy de acuerdo contigo, Krugman Clark, pero sí creo que debemos utilizar un filtro un poco más "estricto" para no engrandecer una obra por el mero hecho de existir y salir de acá. Muchas gracias por tu comentario, así podemos conversar y discutir nuestras opiniones para mejorar en conjunto.

    ResponderEliminar