Vivimos en una ciudad en la que sus ídolos musicales han sido sólo
cortos proyectos desganados de personajes que soñaron a ser artistas, pero sin
el esfuerzo necesario para sudarla como se debe: arriesgando todo. En estos me
incluyo, no apunto con el dedo, sólo remarco la triste realidad del conjunto de
bandas independientes que nacen y mueren día a día, por falta de apoyo o de
ganas.
El problema, a mi parecer, es que en su gran mayoría esperan vivir
como “estrellas de rock”, y tenerlo todo fácil. Reconocimiento sin esfuerzo y
vivir de la música en un país donde ni siquiera existe cultura musical y cuya
escena under, siendo esta la más
prometedora, continúa como un espermatozoide revoloteando sin fecundar nada.
Lo mismo sucede actualmente con nuestro cine. Al
no haber muchos referentes, nos limitamos a aceptar y a aplaudir lo que hay. “¡Oh, es una película ecuatoriana, debes verla!" Claro, hay que apoyar lo nuestro, pero cuando es un producto bueno, no hay que tampoco ser cinéfilo-onanistas, ni
“eunucos mentales” (término establecido por La Banda Trapera del Río), en el
sentido en que por ser de acá debo promocionarla o calificarla como “de lo
mejor que he visto”. Conversando con un gran amigo conocedor de música y cine, escuché
algo que me causó risa pero me hizo reflexionar, “claro, ya la vi, pero el
guión es pobre, hay que darle su mérito por lo que se ha logrado con tan poco,
pero mierda…qué te puedo decir, he visto películas de Godard”, por risible que
la comparación pueda ser, es esa autocrítica que debemos darnos y no calificar
de excelente a un producto mediocre. Tal vez puedan llegar a ser comparaciones
exageradamente absurdas, pero no por esto menos motivadoras, es más, una mala
reseña debería impulsarlos a mejorar, no a atacar o encabronarse cuando alguien
no les da el visto bueno al que están tan acostumbrados, porque debemos vernos
a nosotros mismos, y saber autocriticarnos y evaluarnos para no convertirnos en
groupies de nosotros mismos,
agregando otra cabeza ciega al rebaño.
Es justamente por esa
razón, que se convierte en una consecuencia sistemática el estancamiento de la
escena artística, ya que hacen que sea algo perfectamente normal, porque no
existe un punto de referencia del cuál tomar ejemplo, ni las críticas
necesarias sobre las cuáles mejorar y seguir trabajando. Si todo lo que se está creando (al ser escaso) debemos asimilarlo como un buen producto, estamos retrocediendo
en lugar de avanzar, y todos sabemos bien que el agua estancada termina
pudriéndose.
Existen muchos -no, en realidad estoy exagerando, existen muy
pocos- críticos y conocedores en nuestro medio, que aunque conozcan
perfectamente cómo olfatear a distancia la falta de autenticidad de una
propuesta artística, se hacen los de la vista gorda con proyectos locales, ¿sus
razones?, pues porque que al ser tan reducida la escena, todos se conocen entre
sí, llegando a calificar de “brillante” un trabajo discográfico o fílmico
mediocre, sea para evitar enemistarse con algún amigo/colega o por el simple
miedo de no agobiar y hacer enfadar al rebaño. Pareciera que forman parte de un
culto o secta exclusiva a la que no pueden cuestionar, pero sí repetir
constantemente lo formidable que es.
Tiene que haber un cerebro detrás de todo este arte, sincerarnos y cuestionarnos
si la propuesta musical o cinematográfica que estamos creando vale la pena,
¿tengo algo qué decir o simplemente busco protestar; quiero burlarme de algo o
cuestionarlo; divertirme o sólo poner a la gente bailar? Sea el camino que se
escoja, lo que importa es la ejecución de este objetivo, y en muchos casos se
puede sentir ese mínimo esfuerzo que busca desesperadamente atención o
reconocimiento. Salvo algunos casos específicos en los que la complejidad y
trasfondo del sujeto advierte una autenticidad tan clara que es innegable. Pero
es justamente en esto en lo que debemos aprender a discernir.
Siempre he dicho que la música te busca a ti y te encuentra en el
momento indicado. No es al revés. En este caso, la música ecuatoriana ha estado
ahí siempre, el problema es que como todo en este país, llegó tarde. Llegó
tarde a nuestros oídos. Pero hay que estar bien despiertos, porque nos está
buscando en estos momentos, y ya es tiempo de dejarla entrar.
Sé que con estas reseñas, reportajes y entrevistas, me arriesgo a
ganarme el odio de más de uno que otro conocido en el submundo artístico local,
si es así no me hago problema y tampoco pienso en ningún momento censurar mis opiniones, porque creo fielmente que no podemos seguir
alabando todas nuestras propuestas únicamente por el mérito de ser Hecho en
Ecuador. ¿O acaso todo lo que sale de acá es bueno? Sí, hay talento por explotar y muchas cosas buenas, pero también hay mierda, y
el mal aliento de los borregos que se llenan la boca alabando este tipo de
obras sólo ayudan a propagar el mal olor.
No puede ser mas acertado mucho de lo que dices, pero creo que es muy probable que el sobre- dimensionar las cosas buenas que produce la escena local, sea producto de una sensación de pertenencia o cercanía con quienes las producen. Encontrar propuestas interesantes afuera no se siente igual a encontrar algo que suena del hpta a la vuelta de tu casa y tampoco se siente igual si eso que tostó el mate lo hizo un pana tuyo.
ResponderEliminarUna comparación objetiva (si tal cosa existe al analizar expresiones artísticas), en la que te desprendas de la etiqueta "hecho en Ecuador" para calificar una obra, va a estar siempre limitada a los referentes que previamente tenga quien hace el análisis. En ese sentido habrá gente que este más propensa a sorprenderse con lo local-mente novedoso, expresar su entusiasmo y propagar (para algunos) la sensación de sobre dimensionamiento, sin que esto desvirtúe su honestidad al alabar la obra.
No estoy seguro si el exceso (habrá que analizar hasta que punto existe) de reconocimiento y criticas benevolentes tengan un efecto nocivo en el crecimiento de la escena. En esta etapa embrionaria que a lo bueno se lo llame excelente, es tal vez un mal necesario.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Krugman Clark, pero sí creo que debemos utilizar un filtro un poco más "estricto" para no engrandecer una obra por el mero hecho de existir y salir de acá. Muchas gracias por tu comentario, así podemos conversar y discutir nuestras opiniones para mejorar en conjunto.