Este blog busca promocionar, motivar, y calificar/apreciar lo bueno y
lo malo que puede salir de las propuestas artísticas de la escena local
-específicamente la musical y cinematográfica-, sin regalar reconocimientos
mientras nos bajamos los pantalones por el único hecho de ser "Hecho en Ecuador".
El fin no es criticar por criticar
sin bases, ya que nuestro problema más grande radica en que
al no existir una crítica constructiva por parte del público, estamos limitando
al crecimiento artístico. Si todo está "perfecto", ¿por qué cambiar o
mejorar?
Hay un sinnúmero de bandas que dejaron huellas, pero que
lastimosamente no dejaron ningún tipo de material auditivo para generaciones
venideras y que hoy en día serían referentes locales para poder lograr entender
lo profundo del asunto y las bases sólidas que crearon para bandas actuales.
El apoyo en ese entonces era casi inexistente, ya que un público
habituado a escuchar banda tras banda de covers era alimentado hasta el
empachamiento, creando la ilusión de que era inútil el esfuerzo para componer
material inédito, y, al estar acostumbrados a recibir las migajas recicladas
que se les daban, no los impulsaba a demandar nada más, pues percibían que era
lo que debían hacer y estaban contentos con esa rutina absurda.
Durante años vi cómo el recurso alternativo al pop local era el rock
extranjero tocado por bandas tributo o bandas insignificantes. La gente se
creía eso de que para formar tu banda debías tocar covers, “escucha esta
canción que saqué”, “esta va a ir incluída en nuestro set”, pero dejando al
público y a la escena musical en sí, en un aletargado estado de hibernación.
Ya hace algunos años, la ideología DIY impuesta en Guayaquil por la
Unión Punk, ha inspirado a las bandas que tenemos hoy en día, ya sea para
hacerse escuchar, organizar conciertos, crear artes, flyers, videos
promocionales o dejar material grabado para la posteridad.
Fue hasta mucho tiempo después cuando no sólo un par de bandas
pioneras decidiera hacer su propia música, sino además en nuestro idioma y sin
esperar nada a cambio. La chispa inicial de transmitir lo que tenían que decir
y al mismo tiempo por la exclusiva satisfacción de hacer música. Los conciertos
de escenas minúsculas empezó a expandirse como un fuego amenazador que sin
querer, pretendía eliminar cualquier tipo de recuerdo aportado por las
generaciones pasadas. “Antes no había las facilidades de ahora”, escucho
repetir constantemente a músicos de la vieja guardia, ahora ingenieros,
arquitectos y demás, como si alguien los hubiera obligado a escoger bajarse en
la primera parada. Claro que no había facilidades, aún no las hay, ¡estamos en
Ecuador, por la puta!, pero es justamente esa necesidad la que debió
impulsarlos a crear y no a retirarse.
He sido bastante afortunado de presenciar algunos shows históricos en
los que bandas que compartieron escenario luego se unieron para formar algunas
de las más reconocidas que suenan hoy. Puedo decir que estuve y hasta formé
parte de un movimiento que daría luz a la escena musical del país. Estuve en el
momento preciso y en el lugar correcto.
Hoy en día las facilidades son muy grandes y las oportunidades de
difusión aún mayores. La gente puede estar escuchándote en Japón si es que te
pones las pilas. Lastimosamente hasta que esto fue impuesto en nuestra pequeña
escena, muchas bandas fallecieron sin dejar registro de nada. Sonidos
fascinantes que recuerdo con nostalgia, y que para poder escucharlos debo hacer
una recorrido interminable en el museo musical de mi cerebro, el mismo que no
se pone más joven con el pasar de los años.
Por suerte no todo está perdido. Hay
muchos que sienten y viven esa llama que se niega a extinguirse, y que están
moviéndose para que esto suceda a partir de la unión de escenas, apertura a
nuevos sonidos y fusión de bandas para realizar shows en los que exista una
variedad. Sin embargo, este es un largo camino que recién estamos empezando a
recorrer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario