3.13.2013

Adoradores de Satán: Una Introducción (Pt. 1)



Este blog busca promocionar, motivar, y calificar/apreciar lo bueno y lo malo que puede salir de las propuestas artísticas de la escena local -específicamente la musical y cinematográfica-, sin regalar reconocimientos mientras nos bajamos los pantalones por el único hecho de ser "Hecho en Ecuador". El fin no es criticar por criticar sin bases, ya que nuestro problema más grande radica en que al no existir una crítica constructiva por parte del público, estamos limitando al crecimiento artístico. Si todo está "perfecto", ¿por qué cambiar o mejorar?

Hay un sinnúmero de bandas que dejaron huellas, pero que lastimosamente no dejaron ningún tipo de material auditivo para generaciones venideras y que hoy en día serían referentes locales para poder lograr entender lo profundo del asunto y las bases sólidas que crearon para bandas actuales.

El apoyo en ese entonces era casi inexistente, ya que un público habituado a escuchar banda tras banda de covers era alimentado hasta el empachamiento, creando la ilusión de que era inútil el esfuerzo para componer material inédito, y, al estar acostumbrados a recibir las migajas recicladas que se les daban, no los impulsaba a demandar nada más, pues percibían que era lo que debían hacer y estaban contentos con esa rutina absurda.

Durante años vi cómo el recurso alternativo al pop local era el rock extranjero tocado por bandas tributo o bandas insignificantes. La gente se creía eso de que para formar tu banda debías tocar covers, “escucha esta canción que saqué”, “esta va a ir incluída en nuestro set”, pero dejando al público y a la escena musical en sí, en un aletargado estado de hibernación.

Ya hace algunos años, la ideología DIY impuesta en Guayaquil por la Unión Punk, ha inspirado a las bandas que tenemos hoy en día, ya sea para hacerse escuchar, organizar conciertos, crear artes, flyers, videos promocionales o dejar material grabado para la posteridad.

Fue hasta mucho tiempo después cuando no sólo un par de bandas pioneras decidiera hacer su propia música, sino además en nuestro idioma y sin esperar nada a cambio. La chispa inicial de transmitir lo que tenían que decir y al mismo tiempo por la exclusiva satisfacción de hacer música. Los conciertos de escenas minúsculas empezó a expandirse como un fuego amenazador que sin querer, pretendía eliminar cualquier tipo de recuerdo aportado por las generaciones pasadas. “Antes no había las facilidades de ahora”, escucho repetir constantemente a músicos de la vieja guardia, ahora ingenieros, arquitectos y demás, como si alguien los hubiera obligado a escoger bajarse en la primera parada. Claro que no había facilidades, aún no las hay, ¡estamos en Ecuador, por la puta!, pero es justamente esa necesidad la que debió impulsarlos a crear y no a retirarse.

He sido bastante afortunado de presenciar algunos shows históricos en los que bandas que compartieron escenario luego se unieron para formar algunas de las más reconocidas que suenan hoy. Puedo decir que estuve y hasta formé parte de un movimiento que daría luz a la escena musical del país. Estuve en el momento preciso y en el lugar correcto.

Hoy en día las facilidades son muy grandes y las oportunidades de difusión aún mayores. La gente puede estar escuchándote en Japón si es que te pones las pilas. Lastimosamente hasta que esto fue impuesto en nuestra pequeña escena, muchas bandas fallecieron sin dejar registro de nada. Sonidos fascinantes que recuerdo con nostalgia, y que para poder escucharlos debo hacer una recorrido interminable en el museo musical de mi cerebro, el mismo que no se pone más joven con el pasar de los años.

Por suerte no todo está perdido. Hay muchos que sienten y viven esa llama que se niega a extinguirse, y que están moviéndose para que esto suceda a partir de la unión de escenas, apertura a nuevos sonidos y fusión de bandas para realizar shows en los que exista una variedad. Sin embargo, este es un largo camino que recién estamos empezando a recorrer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario